EN EL LLANO
EL CRIMEN: PESADILLA

 
 
Luis Gutiérrez Rodríguez

 

 

¿Cuánto ha aumentado la violencia en México? Hay referencias que obligan a reflexionar profunda y seriamente sobre el tema.

En datos de diciembre de 2023, pero referentes a estadísticas de un par de años antes, México se posicionó como el segundo país con más asesinatos del continente americano, al contabilizar 35,700 víctimas, sólo por debajo de Brasil, país que sumó 45,562 homicidios, y por arriba de Estados Unidos, donde ese mismo año se registraron 22,941 asesinatos.

Según este reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la tendencia nacional de homicidios en México ha sido un factor determinante para impulsar la volatilidad de la región en el curso de la última década.

En el periodo mencionado se registró un aumento de los homicidios causados por armas de fuego entre 2015 y 2018, todos ellos relacionados con bandas criminales organizadas.

Otros datos para ilustrar esta amarga realidad: según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2022 ocurrieron en total 33,287 homicidios. Para comprenderlo mejor: el llamado crimen organizado terminó con la vida de un total de 30,973 víctimas.

Durante el mes de enero de 2024, en México se reportaron 2,759 delitos contra menores de 17 años edad, de acuerdo con cifras sobre incidencia delictiva del fuero común del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (con corte al 29 de febrero de 2024).

Mujeres víctimas

Las mujeres víctimas de asesinatos ocupan también lamentables estadísticas: entre 2019 y 2022, más de 15 mil mujeres fueron victimadas en nuestro país por motivos de género, informa el INEGI. Al mismo tiempo, con apoyo en sus propios datos, revela que nunca antes se habían registrado en México niveles tan altos de feminicidios y violencia sexual.

Baste señalar que, en estadísticas contemporáneas, este delito ocupa una décima posición con 1.4 feminicidios por cada 100 mil mujeres. Más información:

En 2021, hace menos de tres años, 41.8 por ciento de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (antes de cumplir 15 años).

En 2022, según datos de las fiscalías generales de justicia estatales, el delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años y ocurrió 4.7 veces más en niñas que en niños de esta edad, con 4 mil 197 y 884 casos, respectivamente.

El 33.6 por ciento de niñas y adolescentes de 12 a 17 años que usaron internet o celular, entre julio 2021 y agosto 2022, recibió fotos o videos de contenido sexual y 32.3 por ciento recibieron insinuaciones o propuestas de ese tipo, frente a 18.2 y 12.0 por ciento de niños y adolescentes hombres.

Penoso aniversario

Desde 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El objetivo: hacer visible la violencia que padecen mujeres y niñas en todo el mundo, y emprender acciones para prevenirla, atenderla y eliminarla.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer definió entonces como acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, “aquél que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Y más. Muchísimos más datos e información abundante que dista mucho de enorgullecernos. Todo lo contrario. Avergüenza.

¿Ante qué estamos?

Grave, vasto y complejo es el problema, sin duda alguna.

Involucra a familias enteras, madres y padres de familia; abuelos y abuelas; gobierno federal y gobiernos estatales; maestras y maestros de los sectores privado u oficial; organismos religiosos involucrados en cualquiera de los credos vigentes en México y, por cierto, periodistas.

Los registros administrativos se refieren a expresiones de violencia denunciadas o que por lo menos reclaman atención pública. Suelen ser manifestaciones de mayor severidad cuando hay daño sexual con lesiones graves y aun mortales, trata de personas, violencia familiar severa, homicidio y feminicidio. Reconozcamos que los registros administrativos suelen revelar lamentables espacios de impunidad.

Deliberadamente, hemos dejado en último término a criminales autores de delitos graves, incluso asesinatos, que se refugian en el parapeto de esa impunidad (negociada o desafiante) que todos llaman “crimen organizado”. Imposible soslayarlo.

A la luz de lo expuesto, puede deducirse que los delitos más graves de los que somos víctimas mexicanas y mexicanos (esto es, los que merecen mayor castigo en la ley penal) son el feminicidio, el homicidio y el secuestro. Sin embargo…

Sin embargo, concluye el INEGI, son nueve los delitos que más se cometen en México. Ya hablamos de tres.

En 2022 hubo 26.8 millones de delitos en México (encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública en 2023). Fue la cantidad más baja registrada en los últimos diez años, pero (el gozo al pozo) el 92.4 por ciento no fue denunciado a las autoridades y, por lo tanto, no hicieron investigación alguna.

Un año después, en 2023, hubo 28 mil 701 delitos por cada 100 mil habitantes, esto es: 1.3 crímenes por persona. Surgió además otro dato: en el 27.4 por ciento de los hogares mexicanos uno o dos miembros de la familia fueron víctimas de un delito.

Como puede advertirse, hay trabajo para rato a cargo de nuestros gobiernos (estatales y federal). Dejemos que otros acuciosos y diligentes investigadores de culpas las descubran y abran el camino para castigar (pruebas en mano, claro) a los presuntos culpables.

Ocupémonos del hoy y del mañana, por el bien de millones de preocupados mexicanos.