Bibliófilos
Un homenaje al maestro Octavio Paz

María Teresa Ochoa Mejía

María Teresa Ochoa Mejía 

Amigas y amigos, una entrega más de la sección Bibliófilos y en esta ocasión quiero compartirles que el pasado mes de abril tuve la oportunidad de presentar la obra Octavio Paz, Antología, Edición Bilingüe Español-Griego en el majestuoso Patio Octavio Paz, dentro del recinto de la Biblioteca de México, en el marco del 110 aniversario del natalicio de Octavio Paz.

Un gran proyecto que surge de la visita al Parlamento en Grecia de varios integrantes del Grupo de Amistad México-República Helénica y del encuentro con el Exmo. Sr. Embajador Alejandro García Moreno Elizondo, Embajador de México en Grecia, con una servidora, su amiga Dip. Teresa Ochoa desde la Cámara de Diputados de la LXV legislatura, derivado de la afortunada coincidencia en la admiración por la obra y el pensamiento del maestro, literato, poeta, ensayista y diplomático Octavio Paz.

Una magnífica oportunidad para sumar acciones que permitan fortalecer el conocimiento y difusión de su obra, con una edición bilingüe español y griego para ser distribuida en el parlamento Helénico, así como en instituciones de educación superior, investigación y docencia especializada en México, para celebrar los 85 años de relación bilateral diplomática de nuestro país con la República Helénica, cuna de la democracia, la filosofía y la ciencia.

Hablar de Octavio Irineo Paz Lozano, “Octavio Paz” como le conocemos, es referirnos a un mexicano ilustre que lo convierte en un referente obligado de la literatura del siglo XX, Premio Cervantes 1981 y Nobel de Literatura en 1990, entre muchos otros reconocimientos; es hablar de un hombre multifacético, de muy altos vuelos literarios y de gran estatura intelectual que le convirtió en ensayista certero, cuyas reflexiones mantienen vigencia y que en su poesía se disfruta como lector de sus momentos más lúdicos y profundos.

La oportunidad de volver la mirada a la riqueza de sus reflexiones, nos permite volver a palpar la vigencia de las letras de un poseedor del lenguaje y de las palabras, gran conocedor de la mexicanidad, la que está detrás del pachuco, entre todos los santos y los muertos, tanto como de los hijos de la Malinche, fruto de la Conquista y la Colonia, sin pasar por alto la Independencia y la Revolución, detrás de las máscaras que se develan en su Laberinto de la Soledad.

Habría dicho Paz: “en la exploración de esa extrañeza que es el mexicano, he descubierto que en cada hombre hay un desconocido”, y hacia allá se encaminó su búsqueda, hacia sí mismo. Y a esas búsquedas y encuentros debemos otra de sus magníficas obras, Sor Juana Inés de la Cruz o las Trampas de la Fe, un ejercicio de profunda exploración de la sociedad novohispana y la trascendencia de las letras de la monja jerónima hasta nuestros días, exaltando la virtud de las letras de la primera feminista de América.

Paz es el poeta que “hace” las palabras, es decir las persigue, no las suelta, las va arriando como si fueran rebaño de ovejas, aunque sabe que algunas no se rendirán fácilmente, habrá que pelear por ellas, tener que ir a buscarlas allá lejos (a la India, por ejemplo) a los remotos mares donde palabras y olas se convierten en una sola cosa, viajan a un mundo donde no tienen cabida hasta que el poeta las encuentra.

A la luz de la reflexión y la inspiración de la poesía de Paz, en la actualidad, sobre todo luego de haber vivido las condiciones de pandemia, podemos afirmar que es una auténtica posibilidad de redescubrimiento para algunos y de hallazgo para otros, cobra renovado interés, precisamente porque se revalora su pensamiento, a la luz del tiempo en el presente, cumpliendo así la premisa paradójica de la búsqueda, siempre hacia el interior de uno mismo, retirando las máscaras que decoran el aquí y ahora.

En el “Ogro Filantrópico”, que es una de las piezas seleccionadas en esta Antología, se refiere Paz a las sociedades latinoamericanas como “la imagen misma de la extrañeza: en ellas se yuxtaponen la contrarreforma y el liberalismo, la hacienda y la industria, el analfabeto y el literato cosmopolita, el cacique y el banquero. Pero la extrañeza de nuestras sociedades no debe ser un obstáculo para estudiar al Estado latinoamericano que es, precisamente, una de nuestras peculiaridades mayores. Por una parte, es el heredero del régimen patrimonial español; por la otra, es la palanca de la modernización. Su realidad es ambigua, contradictoria y, en cierto modo, fascinante. Las páginas que siguen, escritas sobre el caso que mejor conozco: el de México, son el resultado de esa fascinación”.

Así, queridos amigos, amigas, concluyo para agradecer el apoyo y disposición del titular de la Biblioteca de México, y gran amigo, el Mtro. Mariano Leyva Pérez Gay; así como la destacada presencia del Exmo. Sr. Nikolaos Kotrokois, Embajador de Grecia en México, y del Exmo. Sr. Alejandro García Moreno Elizondo, Embajador de México en Grecia; al Dip. Mario Alberto Rodríguez, presidente del Grupo de Amistad México-República Helénica; a la Dip. Lilia Caritina Olvera Coronel; a los titulares de las Bibliotecas del Senado de la República, de la Cámara de Diputados, de la Biblioteca Nacional de México; a los representantes de la Red de Bibliotecas del Centro Histórico de la Ciudad de México, y a las amigas y amigos que se dieron cita para hacer de este evento una gran tertulia cultural.