EN EL LLANO
RUMBO Y DESTINO

 
 
Luis Gutiérrez Rodríguez

 

 

C

olocada frente a expectativas (esperanzas, sueños e ilusiones) este 2024, año de elecciones federales, una vez más la sociedad mexicana participó en un proceso de consulta cuyo desenlace parcial se produjo el reciente domingo 2 de junio, día de los comicios.

El resultado podría coadyuvar a fortalecer nuestra socialdemocracia. Detengámonos momentáneamente en este concepto.

Las elecciones del pasado 2 de junio constituyeron una consulta amplia: había que elegir 64 senadores por mayoría relativa, 32 por el principio de representación proporcional y otros 32 de primera minoría para un periodo de seis años. Además: 300 diputados federales por mayoría relativa y 200 diputaciones por representación, que desempeñarían sus cargos durante tres años. Y hubo más: en todas las entidades federativas se realizaron comicios locales, de modo que en total se renovaron alrededor de 20 mil cargos.

La expectativa mayor, sin embargo, la ofrecieron tres candidaturas para la elección de presidente de la República, representadas por dos mujeres y un varón: Claudia Sheinbaum Pardo (de Morena), Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz (de Acción Nacional) y Jorge Álvarez Máynez (de Movimiento Ciudadano).

Ganó Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena; su triunfo no tuvo precedentes pues, por primera vez en la historia política de México, una mujer asumirá la jefatura del Poder Ejecutivo Federal en el plazo constitucional establecido.

El suceso trajo a colación algo que un amplio sector de la sociedad (particularmente de opositores a Morena, el partido en el poder) consideró previsible: habría continuidad del programa trazado hace casi seis años por su impulsor, el mandatario saliente, Andrés Manuel López Obrador.

La futura presidenta despejó dudas: la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, tres etapas históricas de la vida nacional, quedan atrás para dar paso a ese quinto periodo, ya anticipado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con la llamada Cuarta Transformación, eje rector de su plan de gobierno.

Uno de los puntos principales de la propuesta de AMLO es una reforma a fondo del Poder Judicial, que resume sin más que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) “sean electos por el pueblo”.

De suyo delicado, el asunto suscitó polémica.

Apenas el martes 9 de julio, el diario Reforma dedicó al tema su titular de primera plana con declaraciones de la ministra-presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la abogada Norma Lucía Piña Hernández, quien advirtió que la reforma al Poder Judicial (propuesta por el presidente de la República y secundada por su sucesora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo), “fortalecerá a grupos de poder” que podrían influir en la elección de jueces. “No llegará la persona que pasó años estudiando, preparándose para opositar [sic], sino la más popular, la que supo relacionarse bien con los grupos de poder”, precisó la abogada Piña.

Al lado de estas declaraciones de la abogada Piña Hernández, el diario Reforma publicó réplicas del propio Andrés Manuel López Obrador y de la futura presidenta, Claudia Sheinbaum.

Opinó AMLO: “Se nos fue que tienen que tener [sic] cinco años de experiencia; he estado en contra de eso, soy partidario de que quien se titula como abogado sale con entusiasmo de hacer valer la ley”. Valga aquí un comentario válido: ya en otra ocasión, Andrés Manuel afirmó que quienes optan por estudiar en el extranjero, “sólo van a aprender malas mañas [sic]”.

Opinó la presidenta electa: “Puede mantenerse el tema de la carrera judicial, pero sí que se elijan los jueces. Tampoco pueden ser los que tengan 10 años de experiencia… pues así van a quedar los mismos”.

Es de mencionarse que, una vez que se dio a conocer el gabinete completo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, hubo también algunos cuestionamientos a su propuesta de designar a Omar García Harfuch como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del futuro gabinete presidencial.

Al respecto, en entrevista para Grupo Fórmula, García Harfuch (ex secretario de Seguridad en la CDMX y futuro integrante del gabinete presidencial) comentó con un dejo de ironía: “Tiene muchísimas atribuciones que hoy lleva a cabo la todavía secretaria Rosa Icela Rodríguez. Y lo que queremos es que se potencie lo que se ha hecho bien en esta administración, así como fortalecer las capacidades de investigación e inteligencia”.

Anticipó García Hafuch, sin embargo, que en septiembre próximo desarrollarán en el Senado [sic] cuatro propuestas, entre ellas el Sistema Nacional de Inteligencia, con el fin de que se unan las áreas de inteligencia naval, militar y financiera, para prevenir actos delictivos en el país.

Claudia Sheinbaum

Desde que Andrés Manuel López Obrador la invitó a colaborar con él, la futura presidenta de la República se presentó con una propuesta de continuidad. Planteamiento obvio si se considera que Sheinbaum registra una larga trayectoria como funcionaria en Ciudad de México: primero como secretaria de Medio Ambiente cuando López Obrador estaba al frente del Gobierno de la capital; y más tarde supervisó una de las grandes alcaldías de la ciudad, antes de convertirse en jefa de Gobierno en 2018.

Se difundió con amplitud que la morenista Sheinbaum Pardo fue quien ganó inobjetablemente la elección mayoritaria. El hecho es digno de mención especial porque, por primera vez en la historia, será una mujer la próxima presidenta de México.

Pero hay todavía diversas y amplias respuestas por ventilar y definir (salud, empleo, bienestar, etcétera), si el objetivo común para más de 126 millones de mexicanos seguirá siendo el México de las instituciones o ¿hay en la Cuarta Transformación una vuelta de hoja para la historia y aun para la vida de los mexicanos?