“Nos hemos mantenido como un proyecto independiente, autónomo y autogestivo porque creo que esas son las características esenciales del arte”
El 4 de marzo de 2018, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, California, Guillermo del Toro recibió de manos de la actriz Emma Stone el premio Oscar a Mejor Dirección por su trabajo en la película La forma del agua.
Muchas predicciones anteriores a la noche de los premios más importantes de Hollywood no favorecían a Del Toro: parecía impensable que tras los recientes triunfos de Alejandro González Iñárritu (2015 y 2014) y Alfonso Cuarón (2013), sin contar los de Emmanuel Lubezki en Fotografía (2013, 2014 y 2015), la Academia premiara a otro inmigrante mexicano.Sin embargo, Del Toro se mostró imparable durante la llamada “temporada de premios”: se alzó con el reconocimiento a Mejor Director en los Critic’s Choice Awards, en los Golden Globe y en los BAFTA. La cereza del pastel fue llevarse a casa el cuarto Oscar a Mejor Dirección entregado a un mexicano en tan sólo cinco años. El premio de Del Toro, además, consolida a México como el tercer país más ganador del Oscar a Mejor Dirección, solo por detrás, obviamente, de Estados Unidos (68 premios) y el Reino Unido (10 premios). Detrás de México (4 premios) vienen la República Checa, Austria, Francia y la República de China (Taiwán) con dos premios cada uno.
Más sorpresiva que la victoria del director mexicano, resultó la victoria de su película. Mientras Del Toro se llevaba todos los premios a Mejor Director, La forma del agua veía a una de sus conominadas llevarse las distinciones a Mejor Película: Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres anuncios por un crimen) se llevó el BAFTA y el Golden Globe, perfilándose como la favorita en la noche del Oscar.
Sin embargo, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos volvió a ser fiel a su estilo políticamente correcto al momento de otorgar premios. Revisemos un claro ejemplo: la edición 88 de los premios, donde la película Spotlight fue reconocida como la mejor de 2015, estuvo marcada por la polémica “Oscar so white”, una protesta por la ausencia de nominados afroamericanos. Al año siguiente, en medio de la polémica por el error de los presentadores del premio, Moonlight, película cuyo reparto es 100% afroamericano, se llevó el galardón a Mejor Película. Esa noche, La la land, musical con protagonistas blancos, tenía 14 nominaciones y ganó 6 premios, mientras Moonlight tenía 8 nominaciones y ganó 3 premios, incluyendo Mejor Película.
Por su parte, La forma del agua fue la máxima ganadora de su noche de Oscar, con 4 premios ganados de 13 nominaciones. Sin embargo, películas como la misma Tres anuncios por un crimen se presentaban como propuestas cinematográficas más audaces, con una estructura más compleja y un discurso más propositivo que la película de Del Toro. Sin negar la belleza del filme, parece que la Academia optó por premiar la historia de amor más convencional, con un discurso que habla de la aceptación de la diferencia, algo muy pertinente en los tiempos difíciles que políticamente está viviendo Estados Unidos, con un discurso oficial que pretende levantar muros para dividir a unos de otros.
Tres anuncios por un crimen, con un humor ácido y una mordaz crítica a un sector blanco conservador de los Estados Unidos, y que ya se había llevado todos los premios importantes a Mejor Película, se quedó en la orilla. Y si de historias de amor se trata, había otra película entre las nominadas que era aún más hermosa que la muy hermosa Forma del agua: Call me by your name (Llámame por tu nombre), que relata el romance entre un hombre adulto y un joven quinceañero en la idílica campiña italiana.
Todo esto no quita que La forma del agua sea sin duda una muy buena película, y que el Oscar a Guillermo del Toro (como ocurre frecuentemente con este tipo de premios) es también el reconocimiento a su carrera, una especie de ficha de inscripción al selecto club de la élite hollywoodense, un club entre cuyos miembros se encuentran cada vez más inmigrantes mexicanos. n