Retratos
Freud y la continuidad del psicoanálisis

“El psicoanálisis es un proceso evolutivo del pensamiento y de la creatividad”

Arturo Sánchez Meyer

Arturo Sánchez Meyer

En su consultorio de la colonia Nápoles (Ciudad de México), me recibe el psiquiatra, psicoanalista y psicosomatista José Juan Sánchez Báez, quien accedió amablemente a darme una entrevista sobre uno de los personajes más conocidos, estudiados y controvertidos de la historia: Sigismund Schlomo Freud.

Aprovechamos la efeméride, ya que en este septiembre de 2021 se cumplen 82 años de su muerte, aunque en realidad no hace falta ningún pretexto para conversar sobre el famoso padre del psicoanálisis.

Son las 10:20 de la noche, la agenda de José Juan es apretada y ante la pregunta: “¿prefieres desvelarte o desmañanarte?” elegí la primera opción y aquí estamos. Termo de café y grabadora en mano, me doy cuenta de que, desde un cuadro que cuelga algo ladeado en la pared blanca, el doctor Sigmund Freud nos observa con mirada penetrante mientras sujeta un puro con la mano derecha. Hay más público del que esperaba.

Con el escrutinio de Freud y la buena voluntad del doctor José Juan, comienzo esta entrevista para los lectores de El Ciudadano.

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Entre baños de agua fría y sillas giratorias

Para poder hablar de Sigmund Freud (1856 –1939) primero hay que ubicarlo en su época, a fines del siglo XIX, Viena era una ciudad en pleno desarrollo cultural que, en algunos momentos, sustituyó a París como el centro de la cultura, la ciencia y el arte en occidente. Era un tiempo en el que se reunían una numerosa cantidad de personas que estaban estudiando diversas cosas y había una gran efervescencia por el conocimiento.

Fue en estos momentos cuando Freud terminó sus estudios de medicina y se especializó en neurología, sin embrago, no estaba en una situación económica holgada, al contario, vivía de manera muy limitada. Su condición de neurólogo le permitió acercarse a la psiquiatría, de esta manera fue combinando su vida personal con su desarrollo profesional. Las necesidades económicas de Freud y el compromiso amoroso que tenía con Martha Bernays (quien años más tarde sería su esposa), le crearon una situación difícil porque no podía dedicarse solamente a la investigación, que era una labor que no le generaba ingresos, por lo que se vio en la necesidad de trabajar de forma privada y aceptar puestos en hospitales.

La psiquiatría en aquellos años era avanzada para su tiempo, pero muy limitada para lo que conocemos en la actualidad. No era propiamente una especialidad médica. En muchos lugares del mundo occidental no había psiquiatras como tales, eran muy escasos y en las ciudades donde sí había hospitales psiquiátricos se daban, fundamentalmente, atenciones de cuidados generales. Los pacientes dormían ahí, comían, hacían ejercicios, trabajaban y recibían algunos tratamientos hipnóticos sugestivos. Comenzaban los esbozos de la electroterapia, por ejemplo, y había tratamientos muy complicados como baños con agua fría o con sillas giratorias, que eran métodos que se utilizaban en aquellas épocas con resultados bastante precarios.
Fue en este contexto en el que Freud se adentró en el mundo de la psiquiatría. Él quería ser investigador y de hecho tenía ya investigaciones básicas de neurología y estudios de las células.

Mientras trabajaba en el hospital de Viena, Sigmund Freud se ganó una beca del Imperio austrohúngaro para irse a París, esto le permitió conocer la psiquiatría francesa y ahí es donde comenzó a trabajar con la histeria y le surgieron las primeras ideas acerca de este padecimiento. Escribió sus primeros textos sobre este tema junto al maestro Jean Martín Charcot y el médico austriaco Josef Breue, y también comenzó a trabajar en el estudio la hipnosis y de la sugestión.

Martha y Sigmund

Freud regresó a Viena con las influencias psicológicas francesas y comenzó a atender pacientes porque su principal interés era casarse con Matha Bernays, ella fue muy importante en su vida porque había un compromiso de matrimonio entre ambos, pero la familia de Martha le dijo a Freud que tenía que tener solvencia económica, de lo contrario no habría boda y él no tuvo otra alternativa más que ponerse a trabajar tanto en su consultorio privado como en los hospitales. Martha se fue de Viena y durante cuatro años le mandó cartas, se conocen muchísimas cartas de Freud a Martha, pasó bastante tiempo entre que se conocieron y se casaron.

Hay una anécdota muy curiosa en este sentido: Freud estaba trabajando con la cocaína y descubrió su proceso anestésico, pero por ir a ver a Martha le dejó el trabajo a un oftalmólogo amigo suyo, fue prácticamente un regalo de conocimiento científico. Así se creó la anestesia local de la cocaína en la oftalmología, fue una combinación entre que Freud se dio cuenta que esa no era su área, pero también fue el deseo de ir a ver a Martha lo que lo llevó a abandonar esa investigación. Las cuestiones personales en el nacimiento del psicoanálisis son fundamentales, las relaciones, las envidias, las competencias entre los grupos de conocimiento médico, científico, filosófico y fisiológico fueron básicas en la formación de Freud. Se nutrió de todos esos conocimientos y fue creando el psicoanálisis, todavía no con esa palabra, que nacería después, pero ya había un esbozo.

El psicoanálisis y su proceso

La patología de moda en la época de Freud era la histeria, que hoy conocemos como trastorno fronterizo de la personalidad o trastorno limítrofe de la personalidad. Sigmund Freud se dio cuenta de la necesidad de enfrentar la histeria con otros métodos, usó la sugestión y la hipnosis, y aunque obtuvo algunos resultados positivos notó que los avances fueron muy limitados y los pacientes no mejoraron como él esperaba, así que empezó a utilizar nuevas estrategias para poder enfrentar el tratamiento de los enfermos que Freud llamaba “pacientes nerviosos”.

Ante el fracaso terapéutico inmenso en aquella época, Freud comenzó a generar nuevas técnicas que fueron los inicios formativos de un “algo” que él tampoco entendía con mucha claridad; de un proceso que se fue dando conforme iba descubriendo fenómenos psíquicos y al mismo tiempo les iba poniendo palabras, los iba bautizando para no perderse. Freud fue médico y nunca dejó de serlo, de tal manera que con la creación del psicoanálisis trató de ir nombrando los distintos fenómenos que observaba para poder construir una nueva técnica que le permitiera atender con mayor eficacia a sus pacientes.

En 1895 Sigmund Freud escribió junto con Josef Breue el libro Estudios sobre la histeria, fue uno de sus primeros intentos por crear nuevas técnicas dentro de la psiquiatría, pero fue en 1900 con la publicación de La interpretación de los sueños, el momento en el que muchos psicoanalistas e historiadores ubican el nacimiento del psicoanálisis. La creación del psicoanálisis nace como una necesidad científica de Freud de cuestionar los tratamientos existentes para los pacientes histéricos y los pacientes nerviosos.

El psicoanálisis no es una ocurrencia, no es una idea como tal. Muchos hablan del descubrimiento del psicoanálisis, otros hablan de la invención o la creación de este, lo que a mí me parece más cercano a la realidad es que el psicoanálisis es un proceso evolutivo del pensamiento y de la creatividad, de la forma como el ser humano ha ido evolucionando para poder entenderse a sí mismo.

Hacer consciente lo inconsciente

Freud no descubrió el inconsciente porque éste siempre ha estado ahí y la humanidad se ha dedicado a observarlo de muchas formas, lo que hizo Freud con el inconsciente fue estudiarlo científicamente con los métodos terapéuticos que él desarrolló. El inconsciente le permitió a Freud trabajar en una parte de la experiencia humana que los médicos no habían abordado y entonces utilizó sus propios recursos, los que él mismo fue creando.

Una de las finalidades terapéuticas del inconsciente, decía Freud, es hacer consciente lo inconsciente; así, la persona que sufre, en el momento en que hace conscientes sus conflictos, en el momento que hace conscientes sus angustias, sus carencias, sus limitaciones, accede a la consciencia y se transforma, cambia, se mejora.

Todo esto requiere de un largo proceso porque no es nada fácil, y menos en aquella época. Este procedimiento que planteó Freud representaba una enorme dificultad, pero la necesidad de muchos de sus pacientes hizo que él fuera un médico exitoso y reconocido, aunque también vivió momentos muy difíciles debido a las calamidades de la guerra que, obviamente, le hizo pasar penurias terribles y crisis económicas muy graves.

El desarrollo del conocimiento

Desde mi perspectiva como médico, psiquiatra, psicoanalista y psicosomatista, me uno a los historiadores que plantean que la creación del psicoanálisis no se da sólo por una persona, por muy sabia y genio que sea, sino por la continuidad del desarrollo de conocimiento humano. El psicoanálisis surge de un eslabón histórico que recae en la sabiduría y genialidad de Freud y consta de momentos históricos muy claros en su desarrollo, durante un periodo que se encuentra entre 1870 y 1945, en las comunidades europeas.

Un primer momento emergió del mismo cambio de los europeos en sí mismos, con transformaciones intensas en la filosofía, la ciencia y la medicina, hasta aproximadamente 1905, con una nueva teoría de la mente. Un segundo momento comenzó en los primeros años del siglo XX con la formación de “Freudianos” y la difusión de sus ideas en Europa y Estados Unidos. El tercero y último momento de su creación fue después de la Primera Guerra Mundial, con una nueva comunidad que ya no era tan freudiana y sí más psicoanalítica. En ese conocimiento evolutivo me ubico con los historiadores del psicoanálisis, como George Makari.

El psicoanálisis es una herramienta muy poderosa de tratamiento, es una fuente enorme de conocimientos para desarrollar nuevas técnicas psicoterapéuticas para padecimientos y para personas. No niego que el conocimiento que generó Freud enriqueció y modificó muchas áreas de la sociedad, pero para mí el psicoanálisis es medicina y la medicina psicoanálisis, yo no acepto, no reconozco, que el psicoanálisis no sea parte de la medicina y que la medicina no sea parte del psicoanálisis, son indispensables se necesitan, se requieren. En lo personal yo me quedo con un Freud médico, sabio y genio, que se convirtió en un revolucionario social.