¿Para qué estamos aquí?
Comienzo con esta pregunta porque en la respuesta encontraremos la razón de ser de este movimiento, lo que nos mantiene unidos, lo que nos ha permitido llegar a este momento y el camino que debemos seguir pensando en el 2024.
Estamos aquí para hacer lo correcto, para hacerlo bien y con responsabilidad. Estamos aquí porque tenemos causas y porque decidimos defenderlas. Estamos aquí porque planteamos un nuevo trato, porque mi
llones de ciudadanas y ciudadanos nos dieron su confianza y no vamos a defraudarlos. Estamos aquí porque a todos nos une un profundo amor por México. Y hoy, especialmente, estamos aquí para hablar de futuro.
Hace años, en un encuentro con fuerzas progresistas del mundo, dije que “uno nunca termina de aprender, y que una de las cosas que aprendí a lo largo de los años es que ser progresista debe ser más que una palabra, más que una moda, mucho más que un elemento decorativo en el discurso de los políticos”.
Lamentablemente, Andrés Manuel no entendió la enorme responsabilidad que recayó en sus hombros. Se negó a escuchar, a dialogar, a aprender, a rectificar, a mirar hacia adelante… a pensar en futuro.
No entendió que había que erradicar la corrupción de las instituciones, no acabar con ellas.
Había que fortalecer al poder judicial, no infiltrarlo, no debilitarlo, no someterlo.
Había que trabajar con la sociedad civil, no atacarla y desarticularla.
Había que dar todo el apoyo a las universidades, no intentar subordinarlas al capricho presidencial.
Había que generar condiciones para el conocimiento y la ciencia, no perseguir a los científicos y a los académicos.
Había que apoyar al periodismo libre, no censurar el pensamiento diverso.
Había que cuidar los ríos, el aire y la tierra en donde crecerán las siguientes generaciones, no convertir a México “en el fósil del día”, calificativo que nos dio la comunidad internacional en el marco de la COP 26 por las decisiones retrógradas que en materia ambiental ha tomado este gobierno.
Había que reconocer la enorme deuda que tenemos con las mujeres, no darles la espalda, no ignorarlas, no desdeñarlas, no reprimirlas.
Había que llevar los derechos y libertades a otro nivel, no marginarlos de la discusión pública.
Que todas, todos… todes… tengan la libertad de decidir a quién amar, que las mujeres tengan la libertad de decidir sobre su propio cuerpo, que el estado defienda la dignidad y la integridad humana, no son una moda, no son temas que se puedan postergar ni someter a consulta, son derechos fundamentales que no están a discusi
ón y que el estado está obligado a hacer valer.
El proyecto que encabeza el presidente ha fallado en todo porque no se puede avanzar con la mirada fija en el pasado. Y eso es lo que ha hecho este gobierno, aferrarse al pasado, decidir pensando en el pasado, seguir haciendo lo que se hacía en el pasado.
Repito: no se puede avanzar con la mirada fija en el pasado, pero tampoco con la mirada puesta en palacio nacional. Nosotros no debemos pensar, decidir ni actuar en función de Andrés Manuel porque él no es el protagonista de esta historia, porque lo que nos mueve no son rencores ni revanchas, porque si él está llevando al país hacia el pasado, nuestra obligación es mirar hacia el futuro.
Imaginar el futuro de México.
Definir el futuro de México.
Hacer el futuro de México.
Para eso estamos aquí.
Si nuestra apuesta es por el futuro, tampoco podemos comenzar pensando
en alianzas con la vieja política, porque los partidos de siempre no pueden ser ni serán una opción de futuro. Porque su idea de “proyecto político” se reduce a pactos electorales para ganar espacios y, desde ahí, acordar con el poder. Eso también es pasado y nosotros no somos ni seremos parte de ese pasado.
Pensar en futuro es continuar por el camino que elegimos hace más de 20 años: abrir las puertas a mujeres y hombres en libertad, empoderar a la ciudadanía, abanderar las causas de la gente, buscar nuevas soluciones a los problemas del pasado.
México necesita ideas de futuro, alternativas de futuro, y esa es la razón por la que obtuvimos triunfos electorales en Guadalajara, con Pablo Lemus; en Monterrey, con Luis Donaldo Colosio; en Jalisco, con Enrique Alfaro, y en Nuevo León, con Samuel García.
En Campeche demostramos que el futuro puede derrotar a Morena, porque ganamos la capital con Biby Ravelo y porque Eliseo Fernández obtuvo más votos en la elección estatal que el partido del presidente, y si no se nos reconoció la victoria es porque padecimos las consecuencias de un fraude electoral orquestado por la alianza de facto entre el PRI y Morena.
El futuro se construye todos los días, exige compromiso y consistencia. Y eso es lo que ha hecho la Bancada Naranja en el Congreso de la Unión, todos los días ha demostrado que se puede hacer política de forma honesta y responsable, con ideas nuevas, con firmeza, resistiendo los embates del pasado, defendiendo las causas que permitan un mejor futuro para México. La Bancada Naranja es una alternativa, es esperanza, es futuro.
Movimiento Ciudadano obtuvo un resultado histórico en el proceso electoral pasado, nos convertimos en la tercera fuerza política y nos consolidamos como la tercera vía que necesita México. Quiero agradecer a todas y todos los que tuvieron el valor de dar esta batalla, a nuestras candidatas y candidatos, a sus equipos, especialmente a Clemente Castañeda, que coordinó los trabajos de este movimiento los últimos tres años. Clemente, gracias por haber estado a la altura de las circunstancias.
Estamos aquí porque pusimos a las personas al centro y sus causas al frente. Porque nuestra alianza, nuestra única alianza, es con los ciudadanos. Porque somos los únicos que tenemos un proyecto progresista con visión de futuro, un proyecto de nación, los únicos que estamos planteando una Evolución Mexicana.
Nuestra obligación es seguir siendo el movimiento en el que confiaron tres y medio millones de mexicanos, consolidarnos como la tercera vía, como la única alternativa frente a los que ya le fallaron a México y a quienes llegaron para seguirle fallando. Nuestra obligación es seguir demostrando que México sí tiene una mejor opción.
Movimiento Ciudadano tiene que ser el espacio que permita que todas las fuerzas de la sociedad estemos del mismo lado, trabajando hombro a hombro, dialogando y construyendo. Y cuando hablo de fuerzas no me refiero a partidos políticos, sino a la construcción de un proyecto colectivo con las ciudadanas y los ciudadanos de todo el país.
Parte del trabajo que tenemos por delante es romper la barrera de la política, hablar con los ciudadanos de verdad, con estudiantes, amas de casa, albañiles, carpinteros, profesionistas, académicos, científicos, activistas, sociedad civil.
Romper la barrera de la política. Hablar con los ciudadanos de verdad. Escucharlos. Dialogar. Para lograrlo no debemos recorrer las vías del pasado. Para hablar de verdad con la gente hay que hacer lo que están haciendo Enrique Alfaro, Samuel García, Luis Donaldo Colosio, Pablo Lemus, Mónica Magaña, Álvarez Máynez, Priscila Franco, Verónica Delgadillo, Salomón Chertorivsky, Indira Kempis, Biby Ravelo, Eliseo Fernández, las morras chilangas, y todos los hombres y mujeres que durante campaña salieron a las calles y hablaron frente a frente con la gente… Todas y todos los que hoy están dando la cara por este movimiento en gobiernos estatales, municipales y en los congresos.
Nuestro camino es claro: no quedarnos en el pasado, no recurrir a rostros del pasado, ni a las formas del pasado, ni a las prácticas del pasado… nuestro camino son las ideas de futuro, las alternativas de futuro, las soluciones de futuro, la construcción de futuro.
Estoy convencido de que el cambio que necesita el país tiene su origen en la cultura democrática, que eso va mucho más allá de la sola participación electoral y que tiene que ver más con la participación permanente de la sociedad en los temas públicos. Lograr el involucramiento de las personas sólo será posible si compartimos sus causas, sus propósitos, sus luchas… si no defraudamos su confianza.
¿Para qué estamos aquí?
Para hablar de futuro, y tengamos claro que para nuestro movimiento…
El futuro es donde las mujeres viven libres y sin miedo.
El futuro es la libertad de ser y amar.
El futuro es el respeto pleno a los derechos y la dignidad de las personas.
El futuro es enfrentar, desde hoy, la crisis climática.
El futuro es vivir sin miedo.
El futuro es un lugar seguro y en paz.
El futuro es diálogo y construcción.
El futuro es de las y los ciudadanos.
El futuro es naranja.
El futuro es naranja porque no hay forma de que la vieja política, sus personajes y sus discursos, sean futuro y porque lo que está haciendo el gobierno actual es una oda al pasado.
El futuro es naranja porque estamos haciendo lo correcto, porque estamos defendiendo las causas correctas, porque sólo estando del lado de las y los ciudadanos un mejor futuro será posible.
Concluyo: desde hace algunos años he repetido insistentemente que mi generación le falló a México, y que no me iría de aquí hasta que lográramos empoderar a una nueva generación de jóvenes que trabaje para hacer posible el cambio que necesita el país.
Hoy está aquí esa nueva generación de hombres y mujeres, está gobernando, está legislado y está siendo la oposición que México necesita. Estoy orgulloso de ser parte de nuestro movimiento, de poder acompañarlos en esta gran batalla, de ser testigo de cómo en pocos años logramos convertirnos en la fuerza electoral determinante en la vida de México.
La responsabilidad que tenemos por delante es enorme y nos obliga a cuidar lo que hoy es y representa nuestro movimiento, a nunca traicionarnos, a estar del lado de la gente, defender sus causas, a hacer futuro.
Sé que la construcción del 2024 pasa por el 22 y el 23, “que la política no es, va siendo”, que hay mucho trabajo por delante, que tendremos que tomar decisiones, pero también sé que lo haremos siempre con congruencia y responsabilidad, lo haremos pensando siempre en México, lo haremos conscientes de que la esperanza es naranja… el futuro es naranja… el futuro es Movimiento Ciudadano.
¡Viva Movimiento Ciudadano!
¡Viva México!