Ciudadanía y Movimiento Ciudadano: una ruta por dónde transitar

Antonio del Valle

Antonio del Valle

Poco alienta el dicho popular de que “los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”. En los diferentes procesos electorales a los que convocan el Instituto Federal Electoral y los institutos locales, la ciudadanía cumple con el deber que manda la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su capítulo IV, artículo 35, fracción I: “Votar en las elecciones”.

Ocurre con frecuencia, sin embargo, que el ciudadano valora poco el compromiso que contrae con el resto de la sociedad al depositar su voto en la urna electoral para elegir candidatos a los que muchas veces no conoce; también suele ocurrir que el votante, para justificar su equívoco, imputa a los medios de comunicación o a los partidos políticos el error de “maquillar” y postular a personas con poco crédito social que más tarde defraudan la confianza ciudadana.

A lo anterior hay que agregar la desfachatez de los partidos políticos tradicionales en actos de acarreo de votantes, compra de votos, entrega de despensas el día de la elección, entre otras desvergüenzas que quedan expuestas en todos los procesos electorales y, como ocurrió recientemente, en las elecciones de comités vecinales delegacionales en el Distrito Federal.

Estos hechos, entre muchos otros, han generado que actualmente la ciudadanía tenga escasa o nula credibilidad e identificación con los partidos políticos. Ante esta realidad, Movimiento Ciudadano, de manera vanguardista y con visión de futuro, transformó sus Documentos Básicos y su Programa de Acción para abrir espacios de participación a mujeres, hombres, jóvenes, adultos mayores, organizaciones, etcétera, cuya identidad sea trabajar unidos en la transformación urgente y necesaria de la vida democrática de México.

Asimismo, es de subrayarse que el compromiso contraído obliga a quienes participamos en Movimiento Ciudadano a emprender acciones innovadoras ajenas a simulaciones y a convertirnos en auténticos promotores de ciudadanía.   Por ello es necesario tomar conciencia y comprometernos en la consolidación de un movimiento ciudadano nacional, que conduzca a una auténtica democracia participativa en julio del año 2015.