La salud mental poco a poco va posicionándose con mayor fuerza y frecuencia en la agenda pública; sin embargo, las estrategias para promover, proteger y recuperar la salud mental de la juventud en México son prácticamente inexistentes.
De ahí nace la necesidad y la iniciativa de crear un colectivo llamado “La salud mental importa”, con el cual estamos impulsando una propuesta de reforma a la Ley General de Salud que busca cumplir con dos objetivos: el primero, que las dependencias de salud pública cuenten con estrategias de prevención y atención de salud mental con perspectiva de juventud; y el segundo, que esas mismas dependencias incluyan ejercicios de gobierno abierto para consultar a las y los jóvenes su opinión frente a dichas problemáticas.
Esta iniciativa será llevada a la Cámara de Diputados gracias a las aportaciones y el trabajo de un equipo de más de 100 jóvenes en todo el país, con los cuales hemos desarrollado una serie de foros virtuales de discusión, y será presentada con el acompañamiento y respaldo de la Diputada Federal y Coordinadora Nacional de Mujeres en Movimiento, Jessica Ortega.
¿Qué nos llevó a crear esta iniciativa? Primero, los datos:
Gracias a un estudio de Deloitte MX sabemos que la salud mental es una prioridad para los millenials y la generación Z: los indicadores exhiben la necesidad de impulsar estrategias para garantizar el derecho al bienestar subjetivo de todas, todos y todes.
En México, tres de cada 10 personas viven con algún trastorno mental, sólo el 20 por ciento puede atender esta condición y no siempre de forma adecuada.
Según datos del INEGI, 34.8 millones de personas han experimentado algún episodio depresivo. Además, en el primer año de confinamiento, la depresión y ansiedad fueron nueve veces más altas que en 2019.
Por otro lado, datos de la OECD arrojaron que México fue el país con más personas con ansiedad (50 por ciento) y depresión (28 por ciento) durante el primer año de la pandemia por Covid-19. Aunado a esto, en 2021 el aumento en la depresión fue de entre 31 y 35 por ciento, y para el 2022 creció un 39 por ciento.
Parece ser que en México se minimiza el problema (o al menos la inversión que realiza el gobierno Federal da esa impresión), ya que el presupuesto destinado a la salud mental es de tan sólo el 1.7 por ciento del presupuesto completo destinado a la salud, un porcentaje que está lejos del promedio mundial (2.8 por ciento) y aún más distante del 5.1 por ciento que invierten en promedio los países más desarrollados. En otras palabras, el presupuesto destinado a la garantía de este derecho humano no es suficiente y está por debajo del promedio mundial.
Uno de los motivos personales que me llevó a defender esta iniciativa fue la lamentable muerte de una estudiante de la carrera de Arte y Gestión Cultural en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, quien decidió quitarse la vida en el mes de mayo de 2023 tras haber sido acosada en las aulas. Este lamentable suceso fue tan politizado y aprovechado por los grupos y las fuerzas políticas en el Estado, que despertó un descontento inmenso en la comunidad estudiantil, y en mí.
Estas situaciones de violencia que generan una inestabilidad emocional y psicológica, sobre todo en las juventudes, deben estar acompañadas de un protocolo de atención, seguimiento y, sobre todo, presupuesto digno y a la altura de la situación por la que atraviesan las juventudes de nuestro país.
Son millones de personas en México y en el mundo las que se han enfrentado a situaciones complejas, que requieren de atenciones y soluciones puntuales: un hecho que se agrava cuando hablamos de jóvenes. Partiendo de ahí es por donde debemos comenzar a construir.
La mala noticia es que la atención a la salud mental no es una prioridad para todas y todos, especialmente porque no partimos desde un piso de igualdad de oportunidades. Acceder a la atención psicológica o psiquiátrica representa un gasto importante, por lo que la construcción de soluciones ante la emergencia de salud mental que vivimos hoy en día demanda un enfoque de interseccionalidad.
Aún hay mucho camino por recorrer, muchas áreas por explorar y muchas opiniones que deben escucharse para poder construir las soluciones que la juventud necesita. Estamos avanzando en la construcción de esta reforma a la Ley General de Salud con nuestra Diputada Federal, Jessica Ortega, la cual una vez presentada nos permitirá replicarla en los Congresos Locales; todo esto de la mano de las y los jóvenes que se han sumado al proyecto porque están convencidos de que la salud mental importa.
Al final del día, si defendemos el derecho a la salud mental, defendemos un relevo de visión que ponga al centro la felicidad y alegría de las personas y las juventudes. Así que sí: la salud mental importa y vamos a insistir en contar con una estrategia nacional eficaz.