Vivir en el mundo contemporáneo implica producir basura. Los hábitos culturales de consumo están en constante trasformación y, por lo tanto, resulta difícil percatarnos de la velocidad con la que nos deshacemos de lo que no nos sirve, nos estorba, ya no utilizamos, o se ha tornado obsoleto por efecto de las modas.
Los residuos generados por los grupos humanos siempre existieron, pero su presencia, en tanto problema ambiental, es un fenómeno reciente.
La problemática de la basura se refiere explícitamente a dos fenómenos íntimamente relacionados:
- la expansión humana que se expresa en la ocupación, explotación y predominio de la especie en prácticamente todos los ecosistemas y rincones del planeta.
- la lógica industrial capitalista de producción-consumo.
A pesar de existir reglamentos que regulan la disposición final de la basura, poco se hace en los hogares para colaborar en disminuir el impacto de nuestros desechos.
El 90% de la actividad del ser humano genera desechos. Éstos, generalmente se dividen en cuatro grandes rubros:
- Desechos mineros: Provenientes de excavaciones que dejan al descubierto grandes cantidades de lava, tierra contaminada y agua que se bombea fuera y que contiene minerales peligrosos con sustancias tóxicas o ácidas.
- Producción agrícola: Desechos de la crianza de animales, de la cosecha y del procesamiento de árboles. Dado que en su gran mayoría son orgánicos, se utilizan como fertilizantes.
- Desechos industriales: Se producen entre 200 y 600 millones de toneladas métricas de desperdicios al año, debiendo ser analizados para saber si son o no tóxicos y cuál es su grado de toxicidad.
- Residuos municipales o basura: Es el resultado del consumo humano, incluye los desperdicios domésticos, de establecimientos mercantiles, institucionales y algunas industrias.
Al considerar los residuos municipales debemos tener en cuenta dos cuestiones importantes: qué son y quién es el responsable de su gestión.
Los residuos municipales son todos aquellos que se generan en los domicilios particulares, los comercios, las oficinas y los servicios, así como los que no tienen consideración de especiales y que por su naturaleza o composición pueden asimilarse a los anteriores.
Se clasifican también como residuos municipales, los procedentes de la limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas, los cadáveres de animales domésticos, los muebles, los utensilios y vehículos abandonados, los residuos y los escombros procedentes de obras menores y reparaciones domiciliarias.
En México, los responsables de la gestión son los municipios o el gobierno del Distrito Federal, que independientemente o en asociación tiene que prestar, como mínimo, los servicios de recogida, transporte, valorización y deposición del rechazo de los residuos, en el marco del programa general que formule la administración superior.
El modelo de vida de los países desarrollados, la aparición de nuevos materiales y la fabricación de bienes de equipo destinados al consumo, hace que se incremente años tras año la generación de todo tipo de desperdicios.
Los impactos que éstos generan son cada vez más importantes, tanto desde la perspectiva de su eliminación o almacenaje, como del consumo de recursos naturales.
La gestión de los residuos basada en una alta protección del medio ambiente constituye un objetivo prioritario en todo el mundo, esto implica el desarrollo de leyes reguladoras en prácticamente todos los países. Estas leyes marcan claramente los objetivos a seguir, los cuales establecen un programa general con un orden jerárquico en el conjunto de acciones:
Prevención y minimización de los residuos y su peligrosidad
- La reutilización
- La recogida selectiva
- El reciclaje y otras formas de valorización
- La valorización energética
- La disposición del desperdicio
- La regeneración de los suelos y de los espacios degradados
Las “tres erres”
Una de las estrategias más importantes para disminuir la contaminación es lo que se conoce como las “tres erres”: Reducir, Reutilizar y Reciclar.
Beneficios del reciclaje
El reciclaje ayuda a proteger el medio ambiente porque logramos reducir la basura que se deposita en la calle, alcantarillas, incineradores, etcétera; ayuda a conservar los recursos limitados ya que, como se dijo anteriormente, el volver a utilizar lo que íbamos a tirar disminuye drásticamente la necesidad de estar produciendo bienes no consumibles, lo cual disminuye, a su vez, fuertemente la contaminación a nivel nacional e internacional.
El reciclaje genera empleos equivalentes a dos transnacionales a nivel nacional, ya que es necesario manejar más de diez mil toneladas de residuos sólidos al día.
Es financieramente rentable. Si se desea ganar algo de dinero extra en estos tiempos difíciles, el reciclaje es una opción muy rentable.
Es relativamente fácil y de bajo costo iniciar un negocio de reciclaje en el hogar, sólo se tiene que planear en qué material especializarse (teléfonos celulares, papel, cartón, vidrio, metales, etc.), tener la intención de recoger, almacenar, y ponerse en contacto con una planta de reciclaje, acordar precios, ¡y ya! Se está listo para comenzar a recoger materiales reciclables y revenderlos a cambio de una remuneración aceptable.
El reciclaje beneficia a cada uno de nosotros, a la sociedad y al medio ambiente. Para muchos, se ha convertido en una segunda naturaleza, una nueva forma de vida. Es un pequeño, pero extremadamente vital componente en la protección del medio ambiente. Sin reciclaje, todos los esfuerzos para proteger el planeta serán menos eficaces, incluso inútiles.
Se trata de un acto directamente ligado con la ecología y con el concepto de sustentabilidad, que supone que el ser humano debe poder aprovechar los recursos que el planeta y la naturaleza le brindan, sin abusar de ellos y sin generar daños significativos al ambiente natural.
El reciclaje es muy importante en la noción compleja de conservación ambiental, ya que es a partir de él que se puede contribuir a limitar la contaminación y, además, reutilizar los diferentes recursos de manera continua.
Los expertos en la materia consideran que casi todos los elementos que nos rodean pueden ser reciclados o reutilizados en diferentes situaciones, aunque algunos de ellos, por ser extremadamente descartables o tóxicos, no pueden ser guardados.