Migrantes
Elecciones en EE. UU. Dos visiones sobre el tema migratorio

Frente a las dos visiones distintas existen rasgos que caracterizan tanto a republicanos como a demócratas, con posiciones más rígidas por parte de los primeros, prometiendo deportaciones masivas, así como propuestas más matizadas, en el caso de los segundos

Pila Lozano Mac Donald

Las próximas elecciones en los Estados Unidos serán sin duda un espacio donde nuevamente el tema migrante será parte importante de la agenda de los candidatos a la presidencia, tanto demócratas como republicanos. Desafortunadamente, se utiliza no para establecer una serie de propuestas que permitan construir soluciones a la problemática que genera que miles de personas intenten cruzar la frontera norte de México, sino para incidir en el electorado a su favor a través de las amenazas de deportación o de su legalización, según sea el candidato.

En otras palabras, la suerte de las personas migrantes que ingresan a territorio de nuestro vecino del norte está condicionada a favorecerlos o perjudicarlos según el candidato o la candidata que resulte vencedor(a). En caso de resultar ganador Donald Trump, el escenario se vislumbra desesperanzador, si la candidata que triunfe es Kamala Harris, las condiciones parecieran ser mejores.

Trump es un candidato que México ya conoce y que la comunidad migrante ha padecido con sus desplantes en contra de quienes aspiran a encontrar un mejor nivel de vida en Estados Unidos. En el proceso electoral de 2016 y durante su gobierno (2016 – 2021), Donald Trump no se detuvo en su amenaza de construir un muro a lo largo de la frontera entre ambos países, cumplió con deportar masivamente inmigrantes y fue constante con el ejercicio de un lenguaje agresivo, lo cual le atrajo simpatías. El manejo electoral del tema está orientado a obtener nuevamente el voto mayoritario en la búsqueda de su reelección.

En tanto, Kamala Harris ha sido permanentemente atacada por los republicanos, empezando por Trump, culpándola de las políticas migratorias del gobierno de Joe Biden. Como candidata demócrata a la presidencia, Harris ha enfrentado esos ataques anteponiendo el papel que tuvo como estricta fiscal contra la delincuencia y sus acciones para mantener una frontera segura.

En días recientes se ha comprometido a fortalecer la seguridad fronteriza, simpatizando por una reforma integral; sin embargo, como parte del juego electoral, ha matizado algunas de sus propuestas en materia migratoria endureciendo su postura en materia de seguridad fronteriza, frente a las simpatías que genera entre el electorado estadounidense poner mano dura contra la migración.

Cabe destacar que entre las propuestas de gobierno del Partido Demócrata se encuentra un capítulo dedicado a la inmigración. Además de destacar las acciones de gobierno en el tema, se plantea la necesidad de que el Congreso de los Estados Unidos apruebe “una legislación que proporcione un camino hacia la ciudadanía para los dreamers”.

Igualmente, los demócratas se pronuncian por que el Congreso apruebe una ley que reforme el sistema de asilo, que aumente el número de visas de inmigrantes patrocinadas por la familia y basadas en el empleo.

El compromiso de los demócratas es realizar esfuerzos para asegurar la frontera, presionar al Congreso para que apruebe los fondos necesarios para contratar más agentes fronterizos, jueces migratorios, oficiales de asilo y máquinas de inspección de última generación para detener el tráfico de fentanilo.

Existe un punto de coincidencia en el que las propuestas migratorias de la candidata Harris y el candidato Trump se acercan. Se trata del relativo a endurecer las medidas de seguridad de las patrullas fronterizas con el fin de disminuir el flujo de personas que entran por la frontera sur de Estados Unidos. En el caso de Harris, la candidata lo haría solo hasta que se supere el número máximo de personas que crucen.

De esta manera, frente a las dos visiones distintas existen rasgos que caracterizan tanto a republicanos como a demócratas, con posiciones más rígidas por parte de los primeros, prometiendo deportaciones masivas, así como propuestas más matizadas en el caso de los segundos.

Como presidente, Donald Trump emitió algunas órdenes ejecutivas en contra de la población migrante, entre las que destacan:

La exclusión de los migrantes que no contaban con papeles para no ser contabilizados en el censo.

La eliminación de la protección temporal para inmigrantes cuya procedencia es de países que se encuentran en problemas.

La prohibición de la entrada a Estados Unidos de personas provenientes de países como Irán, Libia, Siria, Venezuela, Corea del Norte, entre otros.

Medidas de deportación más severas hacia personas migrantes no autorizadas.

La anulación del Programa de Acción Diferida para los Migrantes llegados en su Infancia (DACA).

Mantener la decisión de construir y ampliar el muro fronterizo.

Por su parte, sobre el tema migratorio, podemos señalar como principales propuestas de Kamala Harris, las siguientes:

Aumentar la seguridad fronteriza.

Implementar una “reforma integral” para los inmigrantes.

Establecer una “vía ganada a la ciudadanía”, como manera de que los inmigrantes puedan establecerse en Estados Unidos de forma regulada.

Perseguir y procesar a bandas transnacionales como cárteles de las drogas y traficantes de personas.

En conclusión, es claro que los demócratas, incluida su candidata, han modificado su postura frente a la inmigración, pues mientras en elecciones pasadas se mostraban más alineados en buscar nuevas vías para la inmigración, con Kamala Harris esta posición se ha modificado, pensando más en cómo aplicar las leyes fronterizas de mejor manera y ampliar los poderes del presidente en la administración de su frontera con México.

Actualmente la relación entre México y Estados Unidos se encuentra en un elevado nivel de tensión, pues además de los cuestionamientos al gobierno mexicano por el tema del fentanilo y los imparables flujos migratorios que llegan desde nuestra frontera norte, se suman cuestiones de índole político, como la reforma al Poder Judicial, el sometimiento de la autoridad electoral, la desaparición de los organismos autónomos y la concentración del poder con una ilegal sobrerrepresentación que vulnera la presencia de las minorías en el Congreso de la Unión, con el invaluable costo para el Estado de derecho, la democracia mexicana y la vida institucional del país. Claro que estos preocupantes cambios y sus consecuencias alertan también a Estados Unidos, ya que afectarán la relación comercial y política entre ambos países, con posibles y muy altos costos para toda la zona económica de libre comercio construida junto con Canadá.

En el fondo, lo deseable es que el tema migratorio forme parte de la agenda bilateral entre México y Estados Unidos, en dos gobiernos que inician casi de forma paralela, para lograr sentar las bases de una migración regulada, segura y con trato digno para las personas migrantes.