El Acuerdo de Asociación Transpacífico o TPP por sus siglas en inglés, es un acuerdo comercial que incluye a 12 países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam, que juntos representan una población de casi 800 millones de personas. Estos países conforman más del 40% de la economía mundial, convirtiendo al TPP en el mayor tratado comercial de la historia.
Según su principal promotor, el presidente Barack Obama: “el TPP es el tratado comercial más grande en el que se está trabajando, involucra la región de Asia-Pacífico y refleja los valores de EUA de una forma que ningún otro tratado comercial lo ha hecho, es el tratado más progresivo y con los estándares más altos en la historia”. La administración Obama promete que el tratado aumentará las fuentes de empleo, incentivará las exportaciones y bajará las tarifas de los productos estadunidenses en Asia, esto con el fin de permitir una competencia más agresiva en contra de China. Lo anterior refuerza la teoría de que el TPP es también una maniobra geopolítica por parte de los Estados Unidos para frenar la expansión del poder e influencia de China.
Una de las principales críticas al acuerdo es que se ha negociado de forma confidencial. A pesar de que muchos de los tratados comerciales se negocian de esta forma, el impacto que podría llegar a generar el TPP ha llamado la atención de un gran sector de la población en estos últimos meses.
Wikileaks filtró documentos clasificados del acuerdo comercial y lo condenó a través de un comunicado de prensa, en el que afirma que los documentos revelaron que el TPP abre la puerta para que las corporaciones puedan demandar a un Estado en una corte especial si las mismas consideran que ciertas leyes o políticas afectan negativamente sus ganancias. Muchos han citado el ejemplo de las compañías tabacaleras demandando a un país por el hecho de implementar medidas para reducir el consumo de tabaco. De esta situación existe un precedente en 2011, cuando la compañía tabacalera Phillip Morris demandó a Australia.Otra de las principales críticas es que el TPP presuntamente permitiría a las compañías farmacéuticas mantener monopolios sobre los medicamentos que desarrollan. En el caso de Australia, proponían un techo de cinco años para la vigencia de las patentes, pero EUA ha insistido en un techo de 12 años. Según el tratado, este es un medio para incentivar a las compañías farmacéuticas a invertir en investigación y desarrollo. Los críticos afirman que las compañías farmacéuticas en la actualidad invierten la mayor parte de su presupuesto en mercadear sus productos, y que el TPP afectaría el costo de futuros tratamientos contra enfermedades como el cáncer, así como de nuevas vacunas.
El enorme interés de la administración Obama se ha manifestado en intensos esfuerzos por acelerar el proceso de negociación del TPP haciendo uso del fast-track (camino rápido): una facultad otorgada por el Congreso de los Estados Unidos que le permite al presidente negociar tratados internacionales que pueden llegar a ser aprobados o rechazados por el Congreso, pero eliminan sus posibilidades de editar o retrasar el acuerdo. Debemos mencionar que en la última década EUA ha hecho uso de este recurso en varios tratados comerciales.
Primero, es importante aclarar que el tratado no se ha firmado, y que aún tiene por delante un complejo proceso para poder entrar en vigor. Lo que aconteció el día 5 de octubre del presente año, y que fue circulado por algunos medios de comunicación como la firma del TPP, fue en realidad la conclusión de un periodo de intensas negociaciones, a lo que actualmente le sigue un periodo de revisión jurídica y la traducción del texto a los idiomas oficiales de las partes. En este caso, la traducción al español ha sido encomendada a México, misma que debe ser revisada y aprobada por las otras partes.
Lo anterior expuesto podría llevar varios meses para que los textos puedan ser firmados. Posteriormente, cada uno de los países debe comenzar con su proceso legal interno para la ratificación del acuerdo. En el caso de México, al igual que de EUA, el TPP deber ser aprobado por sus respectivos senados. Finalmente, para que el tratado pueda entrar en vigencia, se requiere que al menos seis países hayan concluido sus procesos internos.
La Secretaria de Economía de México lanzó un comunicado el día 5 de octubre en el que expresó: “como resultado de arduas negociaciones, México logró los balances adecuados entre ‘los intereses y las sensibilidades’ en áreas como la cadena autopartes-automotriz, textil-vestido y productos agropecuarios como arroz, productos cárnicos y el sector lácteo”. Según sus datos, este tratado garantiza el acceso de los productos mexicanos a los 11 países que también forman parte del TPP, mismos que representan el 72% del comercio exterior de México, al igual que el 55% de la inversión recibida desde 1999.
Según esta dependencia, el TPP fortalece la integración de las cadenas productivas de México, Estados Unidos y Canadá, contribuyendo a la meta de convertir a América del Norte en la región más competitiva del mundo. En días recientes, la secretaría publicó un Resumen Ejecutivo del TPP, sin embargo, este se limita a características y disposiciones generales de los capítulos, sin brindar detalles sobre los posibles rubros afectados.
Es importante mencionar que hasta este momento no ha existido un pronunciamiento significativo por parte del Senado mexicano. En contraste, en EUA los demócratas se han opuesto al TPP a pesar de que el mismo ha sido impulsado por el presidente Obama. Los demócratas consideran que el tratado amenaza a la clase media y que favorece únicamente a las grandes corporaciones, pero dado el inesperado apoyo de los republicanos, hay grandes posibilidades de que el acuerdo sea ratificado.
En México, el Senado debe considerar los efectos de un acuerdo como el TPP, que buscará reducir los impuestos y las regulaciones con el fin de atraer mayores inversiones e incrementar el comercio internacional, ya que los medios para alcanzar estos beneficios podrían resultar en menores salarios, mayor externalización de empleos (outsourcing) y el deterioro de condiciones laborales, especialmente en un país con una alta incidencia de violaciones a los derechos humanos como desgraciadamente es el nuestro.
En el corto plazo, no veremos entrar en vigor al TPP, y sus efectos no serán inmediatos; pero en el futuro, una población informada verá atrás para evaluar y juzgar los resultados de las decisiones tomadas hoy, ese será uno de los indicadores más valiosos para determinar el éxito o fracaso del TPP.