En un análisis del segundo informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, publicado el 9 de septiembre último, el investigador del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A.C. (IMDHD), Edgar Cortez, refiere que el jefe del Ejecutivo Federal dedicó menos del 2 por ciento de ese documento a la instrumentación de una política de Estado en la materia.
“La conclusión obvia –define Cortez–, es que no hay política de Estado y los derechos humanos siguen muy cerca del discurso y muy, pero muy lejos de ser una práctica transformadora.”
El Programa Nacional de Derechos Humanos (PNDH) para el periodo 2014-2018 ya está vigente. No se trata de algo novedoso: es el número cuatro presentado por gobiernos anteriores. “…los tres anteriores han sido intrascendentes. Si se revisan los contenidos del actual PNDH, no hay nada que permita albergar la esperanza de que su suerte sea diferente”, señala el investigador del IMDHD.
Si se revisa el catálogo de incumplimientos del gobierno mexicano en materia de derechos humanos, reseñado en esta edición de El Ciudadano con datos oficiales de Amnistía Internacional, se advertirá cuán lejos está el discurso gubernamental de los hechos, esto es, de la violación sistemática, cotidiana e impune de los derechos humanos en todos los niveles de gobierno.
Baste señalar que la educación, el empleo, la seguridad, la salud y el bienestar social, por mencionar algunas prerrogativas ciudadanas consignadas en la Constitución General de la República, son derechos humanos de los que siguen excluidos millones de mexicanos, mujeres, niñas y niños. No resisten el contraste con la realidad, no se ve que puedan (o quieran) las autoridades modificar su conducta para dar validez al primer artículo de nuestra Constitución, que ordena promuevan, protejan, respeten y garanticen los derechos humanos.
En este escenario, juega un papel fundamental la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y su deseable cumplimiento de recomendaciones y sentencias de los organismos nacionales e internacionales especializados. En su último informe sobre la tortura en México, Amnistía Internacional (AI) señaló, entre otras cosas, que la CNDH, “no actúa a favor de las víctimas, y en casos de tortura es parte del problema y no de la solución”.
Vale recordar al catalán Santiago Rusiñol: “De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos”.