Existe una realidad que quizá nadie quiere ver, conocida por pocos, desconocida por muchos e ignorada voluntariamente por el resto, en un país, como el nuestro, donde no pasa nada. En el ombligo de la Luna, obra del dramaturgo Luis Santillán, egresado del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM, bajo la dirección de Guillermo Revilla, nos presenta un tema que afecta la vida de miles de personas alrededor del mundo: la trata de blancas.
Con pocos elementos escénicos, un sillón, un espejo que se abre y cierra, y una tarima sobre un fondo negro, esta obra nos cuenta una historia que se va volviendo alarmante con el transcurrir de las escenas.
Valiéndose de la iluminación para enmarcar las acciones y darles mayor fuerza, se crea un ambiente tenso, lleno de incertidumbre, duda y temor. La proyección de videos complementa la trama haciendo que el espectador “vea”, pues hoy, más que nunca, las personas necesitan ver para entender.
Sobre un escenario dividido, se ubica a Renée, Victoria y Ana de un lado; el centro está destinado para las adolescentes Yaretzi y Hazel; y el último espacio es de Emilia y Eusebia, estudiantes de comunicación. La división corresponde a tres historias que en algún punto se entrelazarán.
La falta de espacio entre el público y los actores, ayuda a crear un ambiente de complicidad, donde jóvenes que mediante la exhibición de su cuerpo buscan obtener todo lo que desean, ignoran que una cámara web puede llevarlos a emprender un viaje sin retorno. Adolescentes que sufren el abandono de padres que nunca saben dónde están o a qué se dedican, y cuya amistad, un vínculo que les permite identificarse y sentirse aceptadas, también es una relación contaminada, llena de envidia y ambición.
Se trata de una puesta en escena llena de simbolismos y crítica social, que logra despertar la indignación del espectador a través de personajes despreciables, sin escrúpulos, capaces de matar sin consideración a quien se oponga a sus planes.
El entramado de historias que se unen va formado un retrato desde diversas perspectivas para generar una visión completa de un fenómeno que genera al año cuatro millones de víctimas y que tan sólo en América Latina afecta la vida de dos millones de niñas, niños y adolescentes que sufren de explotación sexual, comercial o laboral.
En el ombligo de la Luna, ópera prima de este director, es una representación perturbadora, llena de tensión, angustia y momentos significativos que se quedarán en la mente de quien la observa, que retrata con bastante crudeza un universo desolador, valiéndose de actuaciones conmovedoras que sumen al espectador en un ambiente de inquietud ante una realidad que está ahí, frente a nosotros.