En el concepto de bullying se sintetizan una o varias conductas como acoso, violencia, abuso, intolerancia, intimidación o discriminación, que se manifiestan entre estudiantes dentro del entorno escolar. Este fenómeno ha tenido gran impacto en nuestro país, según un estudio realizado en 2009 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 24 países donde se realizó un análisis del problema, México fue quien presentó el ambiente escolar más violento a nivel secundaria.
Este fenómeno es efecto y reflejo de lo que viven en el hogar niños y jóvenes. Por una parte, una convivencia familiar disfuncional, padres ausentes —física y afectivamente—, castigos, alcoholismo, drogadicción, golpes continuos y exagerados; y, por otra parte, un acceso desmedido y sin control a medios de comunicación, que influencian la vida de los niños de forma significativa. Un menor pasa frente a la televisión un promedio de 22 a 25 horas a la semana, viendo programas cargados de violencia física, verbal, sexual, estereotipos de raza y género.
Además de la violencia física y psicológica, se presenta una modalidad de bullying identificada con las nuevas tecnologías. El Internet también es utilizado como un arma poderosa para el acoso sistemático entre estudiantes, porque es muy fácil adoptar un nombre o identidad ficticia para enviar mensajes agresivos y humillantes, alimentados, la mayoría de las veces, por sentimientos homófobos, xenófobos, o por otros tipos de discriminación. Lo mismo ocurre con los teléfonos celulares, a los que prácticamente todos los estudiantes de educación básica tienen acceso.
Vivimos en un total contrasentido, debido a que la violencia que padecen los niños y los jóvenes se incrementa en los dos sitios donde deberían de encontrarse más seguros: la casa y la escuela.
Es responsabilidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, así como de los poderes públicos federales y estatales, impulsar políticas públicas y generar los marcos legales con el objetivo de prevenir y erradicar este fenómeno en las escuelas del país. Con ese propósito, el Congreso de Baja California aprobó por unanimidad la Ley para Prevenir y Erradicar el Acoso Escolar, propuesta formulada por el Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano.
Esta Ley es un instrumento muy importante, pero para que funcione adecuadamente es menester complementarlo con otro tipo de acciones. Maestros y padres de familia deben asumir el liderazgo en las tareas de prevención en la casa y la escuela. Desde el seno familiar debe gestarse la erradicación del bullying que ha trascendido ya los muros de los colegios convirtiéndose en un problema social.