El pasado 25, 26 y 27 de octubre se llevó a cabo el noveno Encuentro Nacional Feminista (ENF), en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el cual tuvo como objetivo general “contribuir al fortalecimiento de las ideas colectivas de los feminismos para sostener articulaciones y alianzas que incrementen nuestra fuerza política en México”; y en lo específico, “realizar un recuento de los avances, logros, retrocesos y retos del feminismo en el actual contexto nacional; identificar las prácticas patriarcales que constituyen obstáculos en la construcción de las identidades colectivas feministas; y diseñar las rutas para enfrentar retos y desafíos para la articulación colectiva de los feminismos”.
A dicho acontecimiento asistimos aproximadamente mil quinientas mujeres provenientes de todos (o casi todos) los estados de la República, del norte, del sur, del centro, mujeres indígenas, jóvenes, con discapacidad, lesbianas, anarquistas, ecologistas, socialistas, de partidos políticos, funcionarias públicas, académicas; todas ellas reunidas en un mismo lugar, compartiendo luchas, sueños y anhelos de cambiar el mundo en el que vivimos, un mundo patriarcal y desigual que ha provocado que vivamos en un estado de violencia sistemática por parte de las personas y de las instituciones, violencia física, psicológica, emocional, sexual, económica; violencia de género traducida en los miles de casos de mujeres -y hombres- que viven con miedo de salir a la calle, miedo de hablar, miedo de vivir.
Tres días sirvieron para que cientos de mujeres de todas las edades nos conociéramos y reconociéramos entre iguales, entre activistas que día con día buscamos modificar la forma en que se expresan las relaciones de poder; sumando esfuerzos y creando alianzas estratégicas, en miras de que mujeres y hombres gocemos de los mismos derechos, como marca el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con absoluta independencia del “origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales (o) el estado civil”.
Es de destacar la realización del primer Encuentro de Jóvenes Feministas (JOFEN), el cual se realizó un día antes del inicio del ENF y logró reunir más de 50 jóvenes de varios estados del país (con mayor presencia del Distrito Federal), que trabajaron en cinco mesas temáticas: educación, trabajo, derechos sexuales y reproductivos, medios de comunicación y participación política.
De este ejercicio derivó un pronunciamiento en el que se enuncia que “siendo mujeres jóvenes feministas, nos asumimos como sujetas de derecho y de opinión, postulando como categoría política y no como clasificación etaria nuestra condición de jóvenes y dotándola de contenido y de significado en nuestras acciones cotidianas y articulaciones con diversos proyectos y estrategias, transversalizando en todo momento el principio de igualdad sustantiva e incorporando la perspectiva de la pluriculturalidad y la perspectiva de género”.
Por último y a manera de conclusión, Marta Lamas, en un artículo titulado “Feministas Jóvenes”, expresó: “el proyecto democrático radical del feminismo requiere más jóvenes que luchen por transformar el discriminador régimen de género”.
Es así que hacemos un atento llamado a las (y los) jóvenes feministas a articular un verdadero movimiento que visibilice nuestras posturas, necesidades y propuestas como parte del movimiento feminista del cual formamos parte.
