Hay momentos que cambian la historia de un pueblo, y hoy el contexto y la coyuntura política, social y económica que se vive en México es perfecta para dar un golpe de timón y enderezar el rumbo de la nación.
Llevamos más de 80 años de esperanzas frustradas, en cuyo curso hubo una “alternancia” ficticia; en los que la cobardía, el entreguismo y las malas decisiones políticas han querido robarnos el futuro y hasta el miedo. Prueba de ello es el descontento y el hartazgo social en las multitudinarias marchas de protesta a lo largo y ancho del país, marchas que han sido encabezadas por el sector social más grande: los jóvenes.
Durante todos estos años el gobierno ha querido que nos resignemos, pero hoy decimos basta. Entre todas y entre todos, podemos sacar a México de esta situación y volver a ser protagonistas de nuestra historia.
Si los jóvenes no nos hacemos cargo de la política, la política se seguirá haciendo cargo de nosotros; y eso precisamente, es lo que ya no queremos. No queremos seguir sujetos a los caprichos de unos cuantos, no queremos que los mismos de siempre sigan decidiendo nuestro futuro. Para evitarlo, nos toca participar y comenzar a empoderar a las juventudes del país.
Según cifras del propio Instituto Nacional Electoral, los jóvenes de 18 a 28 años son quienes menor porcentaje de participación tienen a la hora de sufragar. Ante ello, los partidos políticos se esmeran en contratar a los mejores publicistas del país o del extranjero para que les generen una campaña atractiva y dinámica, capaz de permear en el sentir de los jóvenes, decisión totalmente errónea.
Si quieren que los jóvenes se interesen en ellos y en la política en general, deben brindarles los espacios y las oportunidades para acceder a los puestos de toma de decisiones de su comunidad y del país.
Ya lo decía Joseph Napolitan (reconocido consultor político estadounidense, de renombre internacional), que para ganar la atención de los votantes y del público en general, una persona dedicada a la política debe ser entretenida, diferente e innovadora. Y para ser sinceros, pocos políticos tienen esa capacidad. Por otro lado, son cualidades innatas en los liderazgos juveniles, de ahí que las candidaturas jóvenes vengan a darle un giro de 360 grados a las formas acartonadas de hacer política.
Movimiento Ciudadano ha entendido perfectamente esta dinámica del electorado y, por conducto de la Coordinación Nacional de Jóvenes en Movimiento, a cargo de Sergio Gil Rullán, le ha dado este año la oportunidad de contender por una curul a muchos jóvenes en todas las entidades federativas del país.
Son compañeros y amigos jóvenes que se han decidido y atrevido a desafiar a la partidocracia y al aparato de Estado.
Si bien estas líneas resultan insuficientes para hablar de cada uno de los cuadros jóvenes que impulsa Movimiento Ciudadano, lo cierto es que estamos conscientes que el liderazgo y el voto joven pueden escribir una nueva historia para todo el país.
A título personal, como veracruzano que soy, puedo referir como ejemplo el caso de Veracruz, entidad cuya mala administración tiene a la sociedad jarocha desorientada, sin brújula, con inseguridad latente, con una prensa maniatada y una pobreza como nunca antes se había vivido. Este caso, hay que tenerlo presente, se repite en numerosas partes del país.
Pero hay esperanza si todos participamos. “Ellos”, los de siempre, le apuestan al triunfo del abstencionismo para seguir imponiéndose al más puro estilo de la Ley de Herodes. Este 7 de junio salgamos a votar y a demostrar que los jóvenes somos más y que queremos cambiar la historia, no repetirla.