Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano
Movimiento Ciudadano fue el primer grupo parlamentario, en la Cámara de Diputados, en presentar la propuesta para crear el Instituto Nacional Electoral. En estas líneas explico nuestras razones.
El camino hacia la consolidación de la vida democrática en nuestro país no siempre ha sido hacia delante, se ha ido configurando por las reformas electorales hechas desde 1977. Pero es hasta 1997 cuando se daría el primer paso hacia una importante reforma política, misma que más adelante permitió la alternancia en el gobierno de la República y la existencia de un verdadero sistema de partidos.
Sin embargo, después de esta gran reforma, las subsecuentes se dirigieron a atender situaciones coyunturales y terminaron por tomar un camino que, en el mejor de los casos, significó un estancamiento de la vida democrática.
La dinámica de estas reformas es que tras cada proceso electoral, se han realizado los cambios que únicamente responden a las deficiencias que se presentan en la elección, parchando en vez de solucionar a fondo los problemas. Esto ha generado que, a pesar de la existencia de nuevas reglas, los efectos se han visto mermados por los resultados obtenidos, dejando a un lado la generación de una real y profunda reforma electoral que permita contar con instituciones acordes a las demandas ciudadanas.
Esta crisis de legitimidad electoral está relacionada con las condiciones en las que se llevan a cabo los procesos electorales: tan solo recordemos lo cuestionable de los resultados de 2006 y 2012, los cuales dejaron profundas cicatrices en la democracia mexicana, pues de sus resultados nadie quedó satisfecho y generaron una enorme desconfianza ciudadana en las instituciones y en la democracia misma. El “caso Monex” ha venido a situar a nuestra democracia al borde de un abismo.
Como representantes de las y los mexicanos, nos corresponde velar por la existencia de instituciones acordes al desarrollo integral del país. Es por eso que teniendo presente el estado de deterioro y crisis en que se encuentra nuestro sistema democrático, debemos atender las demandas que nuestro país exige, y tomar ésta como una oportunidad para impulsar una reforma política trascendental que reencauce el camino hacia una verdadera democracia.
Con esa visión, y entendiéndola como un paso necesario de los que se habrán de dar en ese camino, el pasado 8 de mayo presentamos ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una iniciativa de ley que reforma los artículos 41, 115, 116 y 122 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y deroga los dos últimos párrafos de la fracción V del propio artículo 41 constitucional. Una de las modificaciones más importantes que se proponen es la creación del Instituto Nacional Electoral, entendiendo que el término “nacional” unifica las atribuciones en la materia, buscando así garantizar el cumplimiento de los principios democráticos: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
A pesar de los pactos firmados y supuestos blindajes electorales, los gobernadores siguen burlándose de las leyes buscando manipular los resultados de las elecciones, y los órganos electorales locales sirven a los ejecutivos, no a la democracia. Con la creación del Instituto Nacional Electoral, el cual será el encargado de las elecciones federales y locales, se frenará la compra de voluntades y el cacicazgo de los gobernadores.