Plática con don Sebastián Hernández Reséndiz, vendedor de dulces
Don Sebastián Hernández Reséndiz tiene 51 años y tres hijos. De cabello negro, tez morena y corta estatura, su mirada es vacilante. Una banca en un parque de la Ciudad de México le sirve de mesa para poner sobre ella, todos los días, una amplia variedad de dulces y una canasta de palomitas y chicharrones. Trabaja ocho horas al día.
¿Cómo está la chamba, don Sebastián?
Pues diario hay para el que le echa ganas; descanso los lunes, pero como está floja la venta me sigo de frente. A veces sale y a veces no.
¿No lo molestan en el espacio donde labora?
Sí, cuando hay operativo; viene una camioneta de la delegación Benito Juárez y nos levantan.
¿Usted se hace cargo de los gastos de su hogar?
(Don Sebastián sonríe y responde). Mi esposa me echa la mano cuando acaba su quehacer, vivimos en Santa Lucía.
¿Se traslada desde allá con su mercancía?
Si tuviera un carrito…, pero no, mejor la guardo por acá.
¿Qué apoyos cree que necesite para que le vaya mejor?
Cuando Vicente Fox andaba en campaña prometió muchas cosas y la mayoría votamos por él. Dijo que iba a hacer cambios para la gente. Pura promesa falsa, nada más para que agarrara el poder, para que uno votara por él. Uno vota por ellos, pero ellos nada más se benefician.
¿Usted sí vota?
Sí votamos, confiamos en ellos, pero benefician nada más a su familia, para el pueblo… pues poco.
¿Qué piensa del gobierno actual?
Pues quién sabe cómo estuvo, pero según que ganó.
¿Usted no cree que haya ganado?
Como que no.
¿Por qué?
Algún movimiento hubo, movida chueca.
¿Le interesa la política o no le importa?
Están habiendo ya muchas cosas muy feas. Los que son listos hacen movidas chuecas y se benefician, ya ve a Elba Esther Gordillo, y ahora el gobernador de Tabasco. Si el gobernador saqueó al pueblo que pague.
¿Cómo ve a los partidos políticos?
También pelean por un hueso para su beneficio.
¿Qué cree que necesitamos para salir adelante?
Primero, que se mejoraran los salarios; ese sueldo mínimo que está, de a tiro no alcanza para nada; deben mejorarse las cosas para que la gente pueda comprar lo que quiera.
¿Qué piensa del futuro de sus hijos?
¿Cómo lo ve?
Si se preparan bien, ahí la irán librando, pero si no, lo mismo. Así como yo estoy sufriendo, lo mismo les va a pasar; cada día la situación es más difícil.
Terminamos el diálogo. Don Sebastián le da indicaciones a su hijo, un chico como de 10 años con uniforme escolar, para que atienda a dos jóvenes. Se queda sonriente, con la misma mirada vacilante y desconfiada con la que nos recibió.
Fotografía por: Hazel Alfaro