El hecho de que una de las salas del Museo del Estanquillo lleve el nombre de Leopoldo Méndez, se debe a que el acervo más importante de este artista llegó a manos de Carlos Monsiváis, uno de sus más fervientes admiradores, quien a su vez lo donó al museo.
Leopoldo Méndez fue un grabador virtuoso, a la vez poderoso y exquisito, que hizo escuela y marcó varias generaciones de artistas gráficos. Considerado por muchos historiadores una figura clave de la Escuela Mexicana de Pintura y uno de los artistas fundamentales del México posrevolucionario, fue miembro destacado del movimiento Estridentista, activista de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y fundador y director del Taller de Gráfica Popular. Toda su vida buscó divulgar y popularizar el arte y trabajó para lo que llamaba las causas “progresistas”: las causas sociales, democráticas y nacionalistas. Su postura tuvo una calidad ética incuestionable que trascendió nuestras fronteras y le valió el Premio Internacional de la Paz en 1952, otorgado por el Consejo Mundial de la Paz.
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