La prevención, orientación, control y vigilancia de los efectos nocivos del estrés laboral deben ser considerados materia de salubridad general
L
a atención de diferentes sectores (economistas, filósofos, legisladores) sobre las condiciones del trabajo, tales como horarios y condiciones de salud y seguridad, así como la calidad de vida, ha tenido un lugar importante en la historia de las sociedades.
Tomás Moro publica en 1516 Libellus… De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae, conocido como Utopía. Según lo propuesto por Moro, los ciudadanos de Utopía aprenderían la agricultura, además de otros oficios, según sus aptitudes y las necesidades de la ciudad. La jornada laboral sería de seis horas, el tiempo justo para producir, servir y proveer a la ciudad de lo necesario. El resto del tiempo sería dedicado a la cultivación de la inteligencia, a la charla o a actividades recreativas. Respecto al descanso, se dedicarían ocho horas al sueño.
En la realidad no siempre ha sido así. En Gran Bretaña, según la regulación establecida en 1496, la jornada duraba como máximo 15 horas diarias, desde las 5 de la mañana hasta las 8 de la noche, además de no existir atención médica ni ninguna condición de bienestar o protección para el trabajador.
Para 1975 se redujo a 62 horas por semana, trabajando 11 horas al día, y en 1913 se redujo a 10 horas al día (53 a la semana), hasta llegar a las 8 horas al día en 1958. Robert Owen (1771 – 1858) fue uno de los defensores de esta regulación.
Existen otras posturas, como la de Paul Lafarge, que en El derecho a la pereza (1883) proponía la consagración de nuestro tiempo al arte, la ciencia y a nuestro espíritu.
¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome de burnout es el estrés laboral. Es el padecimiento que se caracteriza por la presencia de agotamiento físico y mental, la falta de motivación por las actividades que se realizan en el trabajo, así como cambios de comportamiento, generalmente malos modales hacia los demás o un trato desagradable.
Cualquier persona puede padecer este síndrome, pero es más frecuente en los puestos que tienen que ver con la atención a terceros como maestros, personal de atención al cliente o sanitario.
Origen del síndrome de burnout
H. B. Bradley fue el primero en describir el síndrome en 1969 utilizando el término staff burnout como una metáfora de un fenómeno psicosocial que se presentó en oficiales de policía de libertad condicional.
Posteriormente, en 1974, Herbert Freudenberger, asistente voluntario en la Free Clinic de Nueva York, observó que varios de sus compañeros, después de un lapso que comprendía de uno a tres años, sufrían pérdida de energía, desmotivación, falta de interés por las actividades que desempeñaban. Algunos sufrían ansiedad y depresión. Freudenberger describía a esas personas como “menos sensibles, poco comprensivas, con un trato agresivo, distanciado y cínico con los pacientes, además de una tendencia a culparlos por sus propios padecimientos”.
El mismo Freudenberger eligió la palabra burnout, que traducida al español significa estar “quemado”, “consumido”, “apagado”, un término que se utiliza en las actividades deportivas cuando los atletas no lograban sus objetivos, pero físicamente terminaban agotados. El término también fue utilizado por los abogados de la zona de California para describir el proceso de pérdida de responsabilidad e interés de parte de sus compañeros de trabajo.
En un estudio realizado por una consultora, 75% de las personas que padece estrés en México indica que el entorno laboral es la principal causa. Esto quiere decir que más del 40% de los habitantes en edad laboral activa padece o ha padecido los estragos que genera el síndrome de burnout: 18.4 millones de personas sufren de este tipo de estrés, y son los hombres quienes tienen mayor probabilidad de sufrirlo, así como las mujeres de entre 18 y 30 años de edad.
Causas
Son varias las causas que originan la aparición del síndrome de burnout, particularmente cuando se dan por largos periodos de tiempo y de modo continuo.
Puestos relacionados con atención a terceros:
Se trata de puestos de trabajo en los que los empleados tienen relación o contacto frecuente con clientes o usuarios, como servicios, atención a clientes, salud o docencia. Al haber un flujo grande de clientes y quejas y molestias de parte de estos, quien atiende o despacha puede ser contagiado por la conducta del cliente y afectar su rendimiento.
Acoso laboral:
Nuestro lugar de trabajo, cualquiera que este sea, es el segundo lugar en el que más tiempo pasamos, después de la casa. Sufrir acoso o ser molestado por compañeros o superiores propicia la aparición de este síndrome. También conocido como mobbing, el acoso laboral consiste en maltrato psicológico para afectar la autoestima de quien es acosado, generalmente para que deje el puesto de trabajo por decisión propia.
Elevado nivel de responsabilidad:
Hay puestos de trabajo que requieren mayor atención y concentración en las tareas que se realizan y no se permiten errores, como en construcciones donde se manejan máquinas muy pesadas, o en el caso de los médicos, donde la precisión en una cirugía es una cuestión vital.
Largas jornadas laborales:
Los turnos en los que el empleado debe laborar más de 10 horas seguidas (hay turnos de hasta 24 horas seguidas de trabajo) aumentan las posibilidades de padecer el síndrome de burnout.
Trabajos monótonos y repetitivos:
Al no encontrar ninguna motivación, el empleado que tiene un puesto laboral donde tiene que pasar varias horas en un mismo lugar y realizando la misma actividad sufre frustración y estrés, lo que genera la falta de motivación y la incomodidad.
Desde la Cámara de Diputados
Desde la Cámara de Diputados, el 22 de junio del año en curso presenté al pleno de la LXIII Legislatura el Proyecto de decreto para que se considere materia de salubridad general la prevención, orientación, control y vigilancia de los efectos nocivos en materia de salud laboral, como el síndrome de burnout, el estrés laboral, y otros trastornos de la conducta en la salud del hombre.