E
l pasado 22 de febrero, inundó las redes sociales un video sobre la presunta presencia del todavía gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en el porteñísimo café de La Parroquia. “¡Fuera Duarte!” (¿cuál otro si no?), gritaban los parroquianos, pero la verdad es que el hoy ex funcionario prófugo desmintió ese mismo día con un twitter: “Es falso el incidente de hoy en el café de la Parroquia en #Veracruz, informo que desde temprano me encuentro despachando en #Xalapa”.
El tragicómico suceso, escribí entonces, me recordó al cantante puertorriqueño Daniel Doroteo de los Santos Betancourt y una popular guaracha de los años 50: “Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo; si algo pasó, yo no estaba ahí. Que si lo dijeron, que si alguien lo vio, que si lo cogieron, que si qué se yo. Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo; si algo pasó, yo no estaba ahí”.
Hoy vuelven a mi memoria aquellos alegres compases de “Yo no sé nada”.
Datos duros del INEGI, del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otros organismos, nos confirman que en estos días decembrinos rondaremos en México los 130 millones de habitantes, incluidos dos millones 200 mil que se calcula nacieron durante el año que está por terminar.
Sin embargo, las malas noticias (¡chin..!), nos dicen que de acuerdo con la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), México es uno de los tres países (los otros son Guatemala y Venezuela) donde “la pobreza aumentó sensiblemente en la región” y crece a una tasa anual que va del 2% al 5%.
Diversas fuentes y medios han señalado que en México hay más de 13 millones de connacionales en condiciones de miseria.
El 8 de junio de 2016 el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicó un Reporte de Investigación titulado “México: más miseria y precarización del trabajo”.
Reproducimos aquí un párrafo concluyente de esa investigación:
“De 1987 al año 2016, México ha sido gobernado por seis presidentes, cuatro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y dos del Partido Acción Nacional (PAN), y la política salarial registra durante estos seis sexenios una tendencia negativa del poder adquisitivo del salario, no ha logrado una recuperación, que aunado con la reforma laboral consagrada e impuesta a finales del 2012 bajo los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto precarizan brutalmente las condiciones laborales de los trabajadores, es decir, aunado a la caída del salario real se encuentra hoy el aniquilamiento de todas aquellas prestaciones laborales que le representen un costo al empresario, como lo son entre otras el reparto de utilidades, el aguinaldo, el pago de horas extras, etcétera.”
¿Por qué la referencia a 1987? Porque hace casi 30 años, el 16 de diciembre de 1987, en medio de una gravísima crisis macroeconómica y con la firma de los sempiternos líderes de los sectores del Partido Revolucionario Institucional (y de los capitanes del Consejo Coordinador Empresarial), el presidente Miguel de la Madrid Hurtado impuso a México el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE).
He ahí el reporte del CAM sobre ese periodo.
Completan el cuatro las desapariciones de Ayotzinapa; las ejecuciones de Tlatlaya; los secuestros, las desapariciones, los feminicidios y una Auditoría Superior de la Federación que se desgañita ante cada descubrimiento-sospecha de criminal saqueo del gobernador zutano, del mengano, del perengano…
Y preguntas. Y te responden:
–Eso fue de la administración anterior…
–Mi gobierno heredó los problemas…
–Nunca supe…
–Vamos por buen camino. No nos desviaremos del rumbo.
O sea:
–Lo que no es de mi año no me hace daño.
–Yo no sé nada. Yo llegué ahora mismo; si algo pasó, yo no estaba ahí. Que si lo dijeron, que si alguien lo vio, que si lo cogieron, que si qué se yo. Yo no sé nada…